La llegada de los smartphones con cámara ha provocado que las fotografías sean más accesibles que nunca. Por ello, Apple, Google y Samsung viven una lucha encarnizada por redefinir este término, una batalla en la que Apple ha centrado gran parte de sus esfuerzos en dar protagonismo a la cámara del iPhone 16. Sin embargo, los fotógrafos jóvenes están detrás de una tendencia que, lejos de ser una moda, está convirtiéndose en una seña de identidad: las cámaras digitales antiguas.
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Como indica Ars Technica, los fotógrafos jóvenes persiguen el estilo imperfecto de las cámaras digitales vintage, ya que el hiperrealismo y el acabado pulido de las fotos modernas gracias a la IA no les terminan de convencer. Por ello, muchos están rescatando las cámaras digitales de principios de los 2000, dado que estas les permiten sacar partido a fotos con estética nostálgica de baja resolución, ruido visual y colores lavados. Además, también defienden que reutilizar tecnología obsoleta promueve la sostenibilidad y desafía la necesidad constante de consumir.
Son accesibles, económicas y están de moda
Al contar con precios bajos y ser muy accesibles, fomentan el sentido de comunidad entre creadores con presupuestos limitados. De hecho, figuras públicas con muchos seguidores en redes sociales han compartido sus creaciones con este tipo de cámaras, un aspecto que ha ayudado a su viralidad, pero también ha provocado un aumento de su valor. Gracias a ello, modelos de cámaras de marcas olvidadas como Kyocera o Minolta están siendo rescatados tanto por su estética como por su funcionalidad inusual.
Sin embargo, muchas cámaras vintage enfrentan desafíos técnicos como la autonomía de las baterías, formatos de memoria obsoletos o la incompatibilidad con sistemas actuales. Además, cuentan con una vida útil limitada a raíz de problemas...